Las fiestas de cumpleaños son cada vez más habituales en el mundo de nuestros txikis y esto es algo a lo que madres y padres no podemos ser ajenos. Aunque lo parezca, no se trata de un fenómeno nuevo, pues en mayor o menor medida y en todos los ámbitos sociales y épocas, los cumpleaños siempre han sido motivo de celebración.
Es cierto que la forma de celebrarlos ha variado un poco. Antes eran las abnegadas madres las que preparaban una merienda extraordinaria, habitualmente con chocolate, bizcochos o tostadas, para las amigas y amigos del txiki que cumplía los años. Los más afortunados podían disfrutar de una tarta realizada en casa o adquirida en una pastelería, sobre la que soplar las velas del cumpleaños. Esto suponía un trastorno en el ámbito familiar, pues siempre resultaba difícil controlar, tanto el número de niños asistentes, como la actitud serena o revoltosa del grupo dentro del piso.
Quienes tenían una vivienda unifamiliar con jardín y txoko, lo tenían más fácil, pero esta era y sigue siendo, una realidad minoritaria y privilegiada. La alternativa al “lío” que se podía formar en casa, con la celebración y la merienda de cumpleaños, era la cafetería de la esquina, pero además de resultar más caro, estos establecimientos de hostelería nunca han reunido las condiciones idóneas para celebraciones con niños. Si en el mejor de los casos la cafetería estaba junto a un parque infantil, la cosa podía salir bastante bien, siempre y cuando la climatología lo permitiera. Con la aparición en los años 90 de los parques infantiles interiores, conocidos genéricamente como TXIKIPARK O CHIQUIPARK (nombre comercial de la pionera franquicia de este tipo de parques, fundada en Pamplona – Iruñea a comienzo de los años 90), la cuestión de los cumpleaños dio un giro importante, al resultar este tipo de centros, altamente adecuados para la celebración de todo tipo de eventos infantiles. El esquema es sencillo, mucho espacio para correr, una buena y segura estructura de juego, una amplia zona para servir las meriendas de cumpleaños y una agradable cafetería para que madres y padres se relajen mientras los txikis se divierten. Quienes opinan que celebrar fiestas de cumpleaños en estos parques resulta caro, se llevarían una sorpresa si calculasen seriamente los costes de realizar el evento en el propio domicilio. Para empezar, al realizar una fiesta de este tipo en una casa particular, se suele comprar para la realización de la merienda, más producto que el estrictamente necesario, pues se suele tener en cuenta que también asistirá algún adulto, bien padre o madre, de algún invitado. Si además del gasto extra en comida y bebida añadimos los gastos en elementos decorativos, globos, guirnaldas, serpentinas, piñatas, platos y vasos decorados al efecto… nos daremos cuenta de que la fiesta de cumpleaños de nuestra hija o hijo nos ha salido tan cara o más que si la hubiésemos realizado en un “CHIQUIPARK”. Además, ya sabemos qué puede suceder cuando los chiquis juegan… en fin, que al finalizar la tarde, será necesario recoger y limpiar todo y habrá que comprobar que los niños no hayan provocado algún desperfecto en el mobiliario, suelo, pardes…, pues nuestras casas no están preparadas para aguantar un embate semejante (y los vecinos tampoco). Por todo lo expuesto convendría atender la opinión de expertos, que afirman que este tipo de celebraciones son buenas para educar a nuestros txikis en la sociabilidad, habiendo estudios que afirman que las fiestas de cumpleaños deberían hacerse de forma colectiva, no particular, fuera del entorno doméstico y aprovechando, por ejemplo, el ámbito de relación del colegio. Por todo ello los parques infantiles denominados genéricamente “CHIQUIPARK” están demostrando ser una buena e interesante alternativa, sobre todo si se racionaliza su uso. Es cierto que invitar a una clase entera a uno de estos centros supone mucho dinero para una familia media, por lo que en ocasiones se opta por invitar sólo a los amigos más cercanos, lo que supone, en no pocas ocasiones, que haya niños que se sientas desplazados o marginados. La respuesta del padre o la madre, atendiendo a su presupuesto, será siempre la misma: “lo que no se puede no se puede”. Pero, ¿qué pensaríamos si alguno de nuestros hijos fuera objeto de esta “marginación” condicionada por las circunstancias de los padres de sus amigos? Para evitar este tipo de situaciones se recomienda realizar fiestas colectivas periódicas, aprovechando, por ejemplo los finales de trimestre, donde todos los niños y niñas de clase puedan asistir, sin posibilidad de marginación, pues en estos casos, son cada padre o madre quien abona la entrada de su hija o hijo. De este modo ningún padre o madre tendrá que realizar un gran desembolso invitando a toda la clase y tampoco habrá ningún chiqui que se sienta discriminado. Además, como ya se ha indicado, este tipo de celebraciones favorece la socialización fuera del ámbito del colegio, entre todos y cada uno de los alumnos, compañeros de clase, consiguiendo que las niñas y niños interactúen en conjunto y sin condicionantes. Esta forma de racionalizar el uso de estas instalaciones, de los parque infantiles, contribuye a que las niñas y niños se sientan importantes en la justa medida, evitando el exceso de protagonismo en los txikis, con las consecuencias negativas que en algunos caso conlleva.
En Pamplona tenemos un buen centro de estas características, se trata del parque infantil KILI KILI en el barrio de la Rotxapea, en el corazón mismo de nuestra ciudad. un lugar adecuado para el disfrute de las niñas y niños, al que podemos, incluso acceder con el transporte urbano.
Fuente: http://kilikili.net/los-parques-infantiles-la-mejor-alternativa-para-las-fiestas-de-cumpleanos/
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